Se acaba el verano
Con el coche lleno hasta arriba, las aletas, las gafas de buceo, la bicicleta, la toalla playa y otros trastos volví el lunes a la ciudad. Después de unas largas vacaciones creía que tenía ganas de volver a mi casa, mi rutina, pero el tiempo bochornoso y el tráfico habitual me han recordado lo bien que he estado en el pueblo.
La ropa se resiste a salir de la maleta, entrar en la lavadora y pasar bajo la plancha. Qué pereza...
Con lo bien que estaba yo yendo a la playa, paseando en bici y tomando cañas frente al mar!
Y ahora... Es mucho más divertido reencontrarse con los amigos para contarnos cómo nos han ido estas semanas estivales. Las tareas domésticas pueden esperar. (Esa, dice mi madre, es la diferencia entre ella y nosostras - sus hijas).
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