lunes, 22 de enero de 2007

Todo depende de las expectativas que existan sobre ello

Tener una idea preconcebida de cómo deberían ser las cosas, es al parecer, inherente a la naturaleza humana. Pongamos como ejemplo el tiempo - todos creemos que un invierno tiene que ser frío, porque eso es lo que dice nuestra experiencia previa , por ello este invierno está en boca de todos y no nos cansamos de comentar lo anormal de la meteorología de estos meses.


Las expectativas que tenemos sobre algo nos produce desasosiego o tranquilidad. Todo depende de lo que se ajuste la realidad a aquello que se espera. Personalmente, hace tiempo que intento no tener expectativas sobre nada en general, y sobre las relaciones humanas en particular.


Parece que sobre elementos sobre los que nos parece claro que no podemos influir, como la meteorología - disquisiciones sobre cambio climático a parte - uno es más conformista con lo que venga. Este invierno no hace frío, pues no hace frío, qué le vamos a hacer. Pero... porqué nos cuesta más conformarnos sobre lo que ocurre con otros elementos sobre los que tampoco podemos influir? El comportamiento humano, por ejemplo.


Porqué la gente nos decepciona o nos sorprende gratamente? Amigos, conocidos, compañeros de trabajo, familiares, padres, hijos, jefes, subordinados, amantes, etc. La respuesta es extremadamente sencilla, por nuestras propias expectativas sobre ellos, sobre su comportamiento.


Cuando las cosas van como creemos que debería ir, y cuando la gente actúa - o deja de actuar - tal como creemos que deberían actuar, todo va bien. Lo difícil es aceptar que la única causa de que alguien nos produzca esa desagradable desazón con su actitud, con sus palabras, con sus gestos - o con la ausencia de ellos - es única y exclusivamente nuestra.


Hay que aceptar que cada quién es cada cuál y nadie puede esperar que la gente actúe de modo distinto a cómo es, eso sería simplemente injusto. Y aunque hace tiempo decidí que lo mejor era no esperar nada de nada ni de nadie - así lo que viene siempre es maravilloso - en ocasiones el esfuerzo que hay que realizar para ello sobrepasa mi capacidad de autoconvencimiento.


Diría que la causa principal de ello, es algo también inherente a la condición humana, la ilusión. Cuando te ilusionas con algo o con alguien, no te ilusionas con algo real o tangible, sino con la idea que de ello se ha formado en tu cabeza, con las expectativas que sobre ese algo o ese alguien uno se ha forjado.


Así es como llegamos a un callejón sin salida:

  • No tener expectativas sobre nada hace que venga lo que venga sea bueno.
  • Tener ilusión es tener expectativas sobre algo.


¿Se puede no tener expectativas y mantener la ilusión?
Probablemente no.


Si alguien encuentra la respuesta, por favor, que me la cuente.